Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil

...Pues como todo poder que se concede con el encargo de cumplir un fin determinado ha de limitarse a la consecución de ese fin, siempre que el fin en cuestión sea manifiestamente olvidado o antagonizado resultara necesario retirar la confianza que se había puesto en quienes tenían la misión de cumplirlo; así, el poder volverá a manos de aquellos que lo concedieron, los cuales podran disponer de él como les parezca más conveniente para su proteccion y seguridad. De este modo la comunidad, conserva siempre un poder supremo de salvarse a si misma frente a posibles amenazas e intenciones maliciosas provenientes de cualquier persona, incluso de los legisladores mismos; pues puede ocurrir que éstos sean tan insensatos o tan malvados como para planear y llevar a cabo proyectos que vayan contra la libertad y la propiedad de los súbditos....
John Locke


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lunes, 18 de octubre de 2010

EL ESPEJO ROTO

Los espejos son importantes. Reflejan todo. No es de buena suerte romper espejos. Hugo Chávez lo rompió. El espejo crea la ilusión de que conocer la realidad es reflejar la mente. Pero conocer, la actividad preferida de la reflexión, no es cosa de espejos. Es falso creer que uno conoce de modo cierto el conocimiento, menos en política. Hugo Chávez dice conocer y tener la realidad del país en su mente, pero no puede verla, esta allí presente. ¿Tendrá Hugo Chávez un espejo en la conciencia? Si, pero tiene un espejo roto. Atracción fatal del símbolo del poder herido. En el terreno político el problema estriba en que la lucha por el poder se beneficia del conocimiento, y produce un incontenible impulso dirigido a controlar los eventos, tanto presentes como futuros. Si algo no pueden soportar los revolucionarios que en este momento detentan el poder, es dejar de lado el deseo de controlar esos eventos, para lo cual el conocimiento es una herramienta crucial. Hugo Chávez lo sabe, lo práctica, pero no lo adquiere. La oposición que quiere cambios no puede resignarse a dejar en manos de un destino incierto el curso de la historia, y los que detentan el poder aspiran a impedir desarrollos perjudiciales a su dominio.
Hay que decirlo: Solo se puede ser libre si se piensa. Defiendo mi sentido de lealtad a mi País a mi modo de comprender la libertad. La libertad de pensamiento no se construye desde la TV, y menos desde Telesur. El liderazgo de Hugo Chávez en América Latina se derrumba ante nuestros ojos en TV. Los resultados de las recientes elecciones en Argentina y la intervención en la cumbre del Alba en Managua de dos golpistas (el propio Chávez y Raúl Castro) por la crisis en Honduras, así lo confirman. Desde allí Chávez asistió a su propio magnicidio, ese es su asesinato, el que él mismo cometió, el peor. Contéstenme los que lo observaron por Telesur: ¿Qué valor tiene para un espejo moral una idea de liderazgo que se siente y se piensa asesinable en Managua? ¿Puede quien en este momento conduce la República a esto exigir que debemos pensar que la OEA, ahora si, es un Órgano multilateral con peso en la Región, cuando en el pasado reciente llamo a Insulza pendejo, rey del imperio? ¿Se mira Chavez en el espejo de José Manuel Zelaya o en su propio espejo, roto?
La tragedia esta escrita, se adapta a nuestra realidad, a esa realidad que esta cerca, me refiero a las elecciones de la Asamblea Nacional en el 2010 y nuestro pronostico en el seguro cambio en la correlación de fuerzas, si y solo si, hay “verdadera unidad” de la oposición. Desde allí se medirán las fuerzas, las fuerzas que da el poder y Chávez lo sabe, lo presiente, y lo evitara a toda costa. A la sazón se le vera el roto por lo descocido. Así entonces la TV volverá a inundar con la alegría de su soez programación normal. Indecisa reinara de nuevo la paz en Venezuela. Pero la tragedia de la división seguirá intacta. Preparen la utilería. Cada actor que asuma su posición. Nada puede detener el desenlace (solo si el oficialismo se ve en desventaja). Una cosa tengo clara. Esta si que será la hora de las sutilezas, no la de endosos dictados por el miedo. Nadie puede obligar a nadie a solicitar lealtades para lo que no entiende. De aquí en adelante hay que pensar, mucho y bien. Aunque el pánico por confrontar a Chávez condene también la libertad de pensar distinto. Tanto el bolivarianismo como el miedo al pensar por obra de miedo, hacen coro a los mismos oficiantes de la tragedia.

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